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El bloc del cartero

Confort

Lorenzo Silva

Viernes, 26 de Septiembre 2025, 11:13h

Tiempo de lectura: 7 min

Al principio parecía una buena idea: «Salir de la zona de confort». Muchos males humanos vienen de la inacción de personas que se apoltronan, se acomodan a sus logros y desde esa posición inmovilista, en un mundo cambiante por naturaleza, infligen daños varios a sí mismos y a los demás. Sin embargo, no es esa la fuente única de los males, ni es siempre la solución ponerlo todo patas arriba. En sentido contrario, afirma Pascal que las calamidades que suceden a las personas se deben a no saber estarse quietas en una habitación. De tanto salir de la zona de confort para ser supuestamente mejores hemos tomado en los últimos tiempos caminos que no conducen a ninguna parte, deterioran lo conseguido antes o incluso nos envilecen. A veces no es peor quedarse donde uno está, si la ganancia resulta dudosa.

LAS CARTAS DE LOS LECTORES

Máscaras

Vivimos rodeados de máscaras. No las de carnaval ni las usadas en los quirófanos, sino bajo las que sobrevivimos socialmente: la de la cordialidad fingida, de la solidaridad que solo dura un post en redes, la de la indignación que se apaga al minuto o que cambia según nos beneficie o no. Hemos hecho de la apariencia un refugio cómodo y de la verdad, un huésped incómodo. En la oficina callamos ante los cambios de turno sin aviso, en la calle miramos hacia otro lado, en casa excusamos lo que criticamos en otros. Quitarnos la máscara implica exponernos, pagar un precio, y no siempre da premio… pero siempre devuelve dignidad.

Y. Núñez. Zaragoza


Y el verbo se hizo necesario

Tenemos en nuestro rico idioma, construcciones como 'cometer' + sustantivo con su equivalente en verbo. Por ejemplo, tenemos 'cometer un error' y errar. O 'cometer perjurio' y perjurar. Pero tenemos lagunas enormes como 'cometer una injusticia'. ¿Qué les parece 'injusticiar'? En el Derecho Romano, existió in-iustitiare. Otro ejemplo, 'cometer una atrocidad' ¿'Atrociar'? 'Cometer + sustantivo' suena más técnico y menos cruel que un verbo directo: ('injusticiar', 'atrociar') implica una intención y un sujeto, sin ambages. El verbo es un juicio moral encapsulado. El lenguaje no es inocente: quien controla los verbos controla la percepción de la culpa. Y qué me dicen de 'cometer un genocidio'. ¿'Genocidiar'? Postdata: estas palabras surgieron en un largo diálogo con una IA (no la más conocida), al forzar sus límites estándar. Quizá necesitemos máquinas para recordarnos que nombrar el horror, sin eufemismos, es un acto de coraje.

X. X. A. M. A Laracha (A Coruña)


'Merezi Ote'

Hay que ver el enorme poder de una canción para llevarnos, conducirnos, trasladarnos con un zas a un momento concreto, a una situación, a una persona en la memoria. Toda una noche desvelado por el recuerdo. En este final de verano, largo, caluroso; acurrucado al relajo y la holgazanería. Abrazado a la noche, del mismo modo larga en que os descubrí. Mezclados, Cartagena, tus ojos negros azabache, y aquella canción que me acompañó a ti. Por eso he hurgado en las estrellas. Su nombre saber quería. Al final ha merecido la pena. La hallé en el marasmo de traductor, Internet, IA… Merezi Ote es su título. Gontzal Mendibil insistió una y mil veces, hace siete lustros. Es el poder de una canción que une entonces y hoy; dos miradas; tres decenios… Cuando solo, bakarrik, deambulaba perdido por las calles y la vida, y me cuestionaba si merecía la pena estar solo. Entonces apareciste tú. Todo cambió en aquella noche. Juntos los tres. Tú, yo, y aquella melodía. Sin ti estaría en la oscuridad. Mereció la pena. Merezi Ote.

Enrique López de Turiso. Vitoria


El cautivo

Todas las sociedades son capaces de lo mejor y de lo peor, en todas las civilizaciones hay personas que destruyen y otras que son capaces de enaltecer al ser humano, convirtiéndose en un referente para los suyo de forma atemporal. Con el estreno de la película de Amenábar; El cautivo, se ha hablado de Cervantes, un autor hasta la fecha irrepetible, no sólo en España, pocos autores de cualquier época o país se encuentran a su altura. Cuando escuché que iba a estrenarse la película me ilusionó el proyecto, por fin, alguien era capaz de homenajear a Cervantes como se merece. Pero, como no podía ser de otra manera en este país, se manipula al personaje para que respalde a la ideología dominante. El hecho de que haya un episodio en el que el manco sea descrito con tendencia homosexual es lo que ha creado debate y discusión, es lo que va a trascender del personaje. Cervantes tuvo dos amores conocidos, ambos con mujeres, una hija... Pero como, actualmente, lo que nos define es nuestra sexualidad, en lugar de luchar porque se normalicen las relaciones y cada uno se sienta y viva como quiera y con quien quiera, se crea escándalo, inventándose una visión innecesaria de un personaje que debería trascender por cualquier cosa menos por su sexualidad.

M. Teresa Fernández Estupiñá. San Vicente (Alicante)


La opinión de unos cuantos 

Palabras de José Antonio Marina: «Siempre que sea pacífica, lo que es respetable es el derecho a exponer tu opinión sin que haya una inquisición. Pero la respetabilidad de las opiniones depende del contenido de estas. Y puede haber: opiniones estúpidas, intolerantes, injustas, racistas… Estamos haciendo una abdicación del sentido crítico. Si quieren que las opiniones las tomemos en serio, tienen que venir acompañadas de una explicación de esa opinión. Las nuevas tecnologías han traído una crisis del razonamiento. Nos estamos acostumbrando a mensajes muy cortos y las consideraciones necesitan un texto largo. Y hay pereza de desarrollar conclusiones, que hace que ya no nos importe el argumento». En el caso de La Vuelta Ciclista a España, es intolerable que la opinión de unos cuantos arrolle la libertad de otros. Ni siquiera en el caso de que el Gobierno justifique la violencia, como es el caso. Está claro que Sánchez utilizó este medio para tapar sus problemas con la justicia. Porque, si en las manos del presidente estuviera el decidir el bien y el mal, habría que darle la razón a Hitler, y no es el caso. Esto nos remite al campo conciencia. La conciencia es la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Como la conciencia no admite chantajes, ¿se imaginan la guerra que tendrían en sus cabezas los seguidores de Hitler después de que cayera su régimen? ¿Acaso no será este el caso de los que impidieron que la Vuelta Ciclista a España se desarrollara con normalidad?

Venancio Rodríguez Sanz. Correo electrónico


Luna de septiembre   

Mes séptimo, según el antiguo calendario romano, pero algo desajustado si nos atenemos a su orden actual. Con él comenzará una estación muy esperada, el otoño, tras el tórrido y devastador verano que hemos sufrido este año. A lo largo de demasiadas semanas asistimos apenados e impotentes a la visión de un paisaje quemado y herido, atravesado por unas cicatrices que durante mucho tiempo nos van a recordar que allí hubo vida y esplendor. Lamentablemente, todo pasa y esa pena y esa impotencia también van cayendo en un liviano olvido. Siempre he encontrado en el otoño un atractivo singular, quizás por esos atardeceres diferentes, menos luminosos que los estivales, más intensos y llenos de contrastes. Y ahí, en medio de ese ocaso estelar, observo por casualidad la silueta de una incipiente Luna y su etérea figura, diosa sobre un carro tirado por dos caballos blancos alados, me lleva a otras imágenes ancestrales. Creo ver a Selene descender de puntillas hasta la Tierra para, poco a poco, derramar su luz pálida sobre los mortales. Deja atrás la estela de su hermano, el dorado Helios, el Sol, y precede a su hermana, la radiante Eos, la Aurora. Mientras tanto, un pastor llamado Endimión duerme en el monte Latmos ajeno a todo, ensimismado en su soledad. Selene, que admira su bellísimo cuerpo desnudo, se enamora profundamente de él. Cuenta el mito que cada noche lo visita y yacen juntos. El padre Zeus le concede el sueño perpetuo y la inmortalidad para que ambos puedan amarse in aeternum. Esta noche, como tantas otras, Selene baja y busca apasionada a su amado. Solo se ausentará durante la luna nueva, cuando no se ve… Así lo describe el romántico inglés John Keats en su largo poema Endymion. Qué belleza, otra luna de septiembre.

Isabel Pascual Cebrián. Correo electrónico


LA CARTA DE LA SEMANA

La zona de confort

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+ ¿Por qué la he elegido?

Porque siempre resulta saludable escuchar voces a contra- corriente.

La nueva raza de coaches y gurús nos recuerda que la verdad está ahí fuera... de la zona de confort. Han descubierto que creces si sales de ella, y así asciendes en el trabajo, el alma sube a otra dimensión y te ves más joven y atractivo. No me opongo... si respetan mi derecho a quedarme ahí. Así que va aquí un homenaje a la zona de confort, que no merece su mala fama y, siento, está a punto de desaparecer. Alcanzarla es como haber contraído un virus contra el que ellos, claro, tienen la vacuna. Pero en algún momento, digo yo, también ellos se acomodan disfrutando del espacio que les dejamos. Así que yo me quedo: me gusta y me ha costado mucho llegar como para irme tan pronto. Debo de ser raro, sí: soy joven y parece un lugar reservado para conformistas o jubilados. Pero me gustan su calma y seguridad. Me da paz. Saldré, sí, a dar una vuelta, pero sin alejarme mucho, por si me cuesta dar con el camino de vuelta

  RubÉn Carlos Martínez Sierra. Pinto

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