Omega-3
«Una taza de té verde, un kiwi y una tostada con lo que tenga en la nevera: de normal, jamón, y a veces anchoas, que me encantan y tienen mucho omega-3».
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Viernes, 13 de Junio 2025, 10:04h
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XLSemanal. Gonzalo Montenegro, el protagonista de su novela, es un escritor en el final de su carrera.
Gervasio Posadas. Es triste porque considera que escribe muchísimo mejor que otros con grandes best sellers y se pregunta: «¿Por qué ellos sí y yo no?».
XL. Se plantea la injusticia del éxito y del fracaso, un clásico [risas].
G.P. Es que algunos escritores, llegados a cierta edad, si no han tenido éxitos rotundos, se ven abandonados de pronto por las editoriales, y es muy duro porque saben que escriben bien.
XL. Pero hoy el éxito está en otras cosas.
G.P. Sí, hay una democratización del éxito: cualquiera desde su casa haciendo contenidos un poco absurdos puede tenerlo, pero casi nunca suelen estar relacionados con la cultura, la humanidad...
XL. A Montenegro le encargan la autobiografía de Jesús Pérez, el astro del fútbol actual.
G.P. Le parece que aceptar por dinero una propuesta así es denigrarse. Le avergüenza convertirse en 'el negro' de un futbolista y se promete a sí mismo que será el último libro que publique.
XL. ¡Un poco esnob, por cierto! Cuando vienen mal dadas hay que remangarse y mejor hacerlo en un proyecto y en una casa donde sobra de todo [risas].
G.P. ¡Ja, ja, ja! La casa de Jesús no es un hogar, es un lugar donde todo es excesivo menos lo necesario. Es un entorno desproporcionado para exhibir riqueza sin medida.
XL. Pero el poder de Jesús ya se lo dan los millones de sus seguidores en redes.
G.P. Claro, la imagen del éxito se proyecta a través del número de seguidores que tiene; es la ratio que lo mide todo, y Gonzalo tardará en entenderlo.
XL. Aprovecha para plantear la brecha generacional entre padres e hijos. ¿Su hija, Bárbara, a la que dedica esta novela, ha leído alguno de sus libros?
G.P. ¡Nooo! Mi hija es muy pequeñita, fui padre cinco días antes de cumplir 60 años. Es la primera hija que tengo, no creas que es de segunda camada. Y llevo toda la vida oyendo consejos sobre la paternidad [ríe].
XL. ¡Pues ya están todos caducados: ni caso! Seguro que la generación de su hija estará de vuelta de todo y en el colegio no habrá tabletas, leerán en papel y utilizarán lápiz y cuadernos [risas].
G.P. Lo habitual hoy es que los hijos no lean a sus padres, pero cuando Bárbara tenga 20 años a lo mejor la cosa ha cambiado [ríe]. De momento, la estoy disfrutando mucho más que si la hubiera tenido con 30 años.
«Una taza de té verde, un kiwi y una tostada con lo que tenga en la nevera: de normal, jamón, y a veces anchoas, que me encantan y tienen mucho omega-3».