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«Cuando sabes que puedes hacer algo para mejorar la vida de los niños, no te puedes quedar de brazos cruzados»

Elena García Armada

Premio XLSemanal 2025 de Ciencia e innovación

«Cuando sabes que puedes hacer algo para mejorar la vida de los niños, no te puedes quedar de brazos cruzados»

García Armada con Minerva, Alejandro, Diego y Alejandro, los primeros en probar sus exoesqueletos más avanzados.

Como ingeniera especializada en robótica industrial, las opciones profesionales de García Armada en 2009 eran infinitas. Pero, cuando los padres de una niña tetrapléjica le contaron que su hija estaba confinada en una silla de ruedas porque solo se fabricaban exoesqueletos para adultos, ya no pudo dedicarse a otra cosa: desarrollar exoesqueletos pediátricos. Sus logros tecnológicos son asombrosos —pueden ayudar a 17 millones de menores en todo el planeta—, pero los humanos lo son aún más. Por todo ello ha sido galardonada con el Premio XLSemanal 2025 de Ciencia e Innovación.

Viernes, 13 de Junio 2025, 10:11h

Tiempo de lectura: 9 min

Elena García Armada, ingeniera e investigadora, es la creadora de los primeros exoesqueletos pediátricos del mundo. Lo ha hecho desde Marsi Bionics, una empresa nacida en 2013 como un spin of del CSIC, el  Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Primero, desarrolló el modelo Atlas, diseñado para que pudiese utilizarse en hospitales y centros de rehabilitación. Ahora, por fin, García Armada ha alcanzado la meta que se marcó hace más de una década: crear un dispositivo que los pequeños puedan usar en sus casas, en el colegio, por la calle… en la vida cotidiana. Reconocida ahora con el Premio XLSemanal de Ciencia e Innovación, defiende con convicción el papel de las mujeres en el mundo de la tecnología y en la necesidad de no dejar a nadie atrás. Más de 17 millones de niños en el mundo no pueden andar por afectaciones neurológicas de todo tipo. Todos ellos pueden beneficiarse del trabajo de esta genial investigadora española.

XLSemanal. Fundó Marsi Bionics hace más de una década.

Elena García Armada. Hace más de once años. En aquel momento ya teníamos un primer prototipo funcional en el laboratorio, pero el proceso de llevarlo al mercado era inmenso: transferencia tecnológica, desarrollo industrial, certificación sanitaria... 

«La autonomía que da el exoesqueleto no es solo caminar, es poder acercarse, participar, formar parte. El impacto emocional es enorme»

XL. Son procesos largos.

E.G.A. Yo no tenía una medida real de la magnitud de todo lo que implicaba. Lo que sí tenía claro era mi propósito: llevar esa tecnología a las casas de las familias que la necesitaban. Eso ha sido siempre lo que me ha guiado.

XL. ¿Cree que su condición de mujer ha influido en este enfoque social de la tecnología?

E.G.A. Yo creo que sí. Las mujeres tendemos a buscar aplicaciones más humanas, más sociales. Y por eso soy una firme defensora de fomentar las vocaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre las niñas. Necesitamos más mujeres ingenieras, más diversidad en los equipos, porque eso evita sesgos en la tecnología y en sus aplicaciones. Creo sinceramente que las mujeres tenemos una sensibilidad especial hacia los colectivos más vulnerables, como la infancia o las personas con enfermedades poco frecuentes. Si no estamos ahí, muchas realidades quedan fuera. Eso hace que reciban menos atención, tanto desde la investigación como desde la industria, porque no parecen rentables a corto plazo.

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«No me considero una activista, pero no puedo quedarme quieta cuando veo una injusticia».

XL. ¿Está cambiando?

E.G.A. Afortunadamente, en los últimos años las administraciones públicas están tratando de compensar ese déficit, pero sigue existiendo una brecha tecnológica. Si no estamos atentas a estos colectivos desde el diseño, corremos el riesgo de que desaparezcan del mapa de la innovación. Yo creo que muchas mujeres ingenieras apostamos por proyectos que tienen un gran impacto social, aunque no siempre se mida en cifras de mercado. Buscamos transformar vidas, no solo generar beneficios inmediatos. Y eso es fundamental para que nadie se quede atrás.

XL. ¿Siente que su trabajo tiene un componente activista?

E.G.A. No me considero una activista, pero sí una persona que no puede quedarse quieta cuando ve una injusticia. Yo sabía que tenía un conocimiento que podía aplicar para mejorar la vida de estos niños. Y, cuando sabes que puedes hacer algo, no te puedes quedar de brazos cruzados. Lucho para que esta tecnología llegue a quienes la necesitan.

«Celebramos los logros deportivos, y está bien, pero España está entre los mejores del mundo en calidad científica y la sociedad no lo sabe. Y esto también construye país»

XL. El primer modelo, Atlas, se usa en rehabilitación y entornos hospitalarios.

E.G.A. Porque para llegar al hogar había que demostrar primero que la tecnología funcionaba en un entorno médico. Atlas fue el primer gran paso. Es un producto sanitario y, como tal, debía pasar por todos los estándares clínicos y médicos. Solo así podíamos aspirar, más adelante, a que los niños lo usaran fuera de ese entorno.

XL. Y ahora están dando ese paso con Explorer.

E.G.A. Sí, con Explorer estamos cumpliendo la visión original del proyecto: llevar el exoesqueleto a las casas. Es un dispositivo pensado para la vida cotidiana. Queremos que los niños lo usen para ir al colegio, jugar, explorar, vivir con la mayor autonomía posible. 

XL. Algunas familias ya lo están probando.

E.G.A. De momento, 13 familias que forman parte de un estudio previo a la comercialización. Nos están ayudando a pulir detalles antes de su aprobación definitiva.

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Pioneros. Un grupo de 13 familias —que ya habían participado en ensayos clínicos anteriores— están haciendo un uso real del dispositivo Explorer. «Esto nos permite ver cómo se adapta a situaciones cotidianas, más allá del entorno clínico, y hacer los últimos ajustes».

XL. ¿Qué tipo de cosas les cuentan esas familias?

E.G.A. Nos mandan vídeos preciosos. Niños jugando en el Retiro, dando paseos, visitando estadios de fútbol, yendo al colegio. Cosas que a veces damos por hechas, pero que para ellos son gigantes. El impacto emocional es enorme. 

XL. También para usted.

E.G.A. Lo que buscamos con Explorer es precisamente eso: darles la posibilidad de ser niños, de integrarse, de disfrutar. La autonomía va mucho más allá de caminar. Es poder acercarse a la pizarra, participar, formar parte.

Sin Daniela, Atlas y Explorer no existirían

«Yo no he podido usar el exoesqueleto —no se ha adaptado a mi cuerpo—, pero nunca he sentido frustración, las cosas llevan su tiempo».

Hay una persona que lo cambió todo: Daniela. Fue quien me hizo ver esta necesidad, esta injusticia —cuenta Elena García Armada—. Sin ella, probablemente nada de esto existiría. Fue el origen de todo: de mi giro profesional hacia los exoesqueletos pediátricos, del nacimiento de Marsi Bionics. Lamentablemente, nunca llegó a usar ninguno de nuestros dispositivos porque creció antes de que estuvieran listos. Y eso... Leer más

XL. Hay también momentos difíciles, como cuando un menor crece demasiado para seguir usándolo.

E.G.A. Atlas fue un modelo pensado para hospitales, con tres tallas distintas. Pero por falta de financiación solo pudimos lanzar una de ellas. Eso generó un vacío: algunos niños crecían y dejaban de poder usarlo. Lo sufrimos con casos muy cercanos, como el de Alvarito, que ha estado con nosotros desde el principio. Fue frustrante ver cómo algunos niños se quedaban fuera por una cuestión de talla.

XL. ¿Con el modelo Explorer eso ya no ocurre?

E.G.A. Es un dispositivo evolutivo, con una sola talla que se adapta desde los 2 hasta los 17 años, aproximadamente. Así, los niños que lo utilicen podrán hacer una transición natural hacia un exoesqueleto de adultos, sin interrupciones.

«Las mujeres tendemos a buscar aplicaciones más humanas, más sociales. Necesitamos más mujeres ingenieras. Si no estamos ahí, muchas realidades se quedan fuera»

XL. ¿Cuándo estará disponible?

E.G.A. Estamos esperando la aprobación del gobierno, pero confiamos en que llegue muy pronto.

XL. Diseñado y fabricado en España.

E.G.A. El diseño, la investigación y el ensamblaje se hacen en España. Algunas piezas se fabrican fuera para reducir costes, pero el corazón del proyecto es completamente nacional. Es importante destacar que todo esto nace aquí, con talento español.

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Accesible. ¿Cuál será el precio de los nuevos exoesqueletos y cómo facilitarán su acceso? «Queremos que sea accesible. El coste será similar al de un coche de gama media. Además, trabajamos con entidades financieras para ofrecer planes de pago en cuotas, porque lo importante es que ninguna familia se quede fuera por razones económicas. La primera serie de producción ya está preparada para arrancar en cuanto llegue la aprobación oficial».

XL. Ha dicho que la ciencia también hace país.

E.G.A. Muchas veces celebramos –y está muy bien que lo hagamos– los logros deportivos o culturales, pero no somos igual de conscientes del valor que tiene la ciencia en nuestro país. España está entre los mejores del mundo en calidad científica y, sin embargo, la sociedad no siempre lo sabe. Y, si no se sabe, tampoco se puede sentir orgullo por ello. Por eso es tan importante la difusión. Cuando los medios se hacen eco de desarrollos como el nuestro –el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, diseñado y fabricado en España–, la gente se sorprende y se enorgullece: «Esto es nuestro, esto lo hacemos aquí». Y eso también construye país.

XL. ¿Qué efectos pueden tener decisiones políticas como las que ha impulsado Donald Trump sobre la ciencia y la innovación?

E.G.A. Lamentablemente, ya hay una gran alarma en el sector científico en Estados Unidos. Se están recortando, paralizando o congelando investigaciones muy importantes. Y eso preocupa no solo a los científicos estadounidenses, sino a todos a nivel global. Porque la ciencia se construye ladrillo a ladrillo, sobre el conocimiento previo, y si el país que lidera esa carrera retrocede nos afecta a todos.

XL. ¿Tienen previsto integrar inteligencia artificial en los dispositivos?

E.G.A. Ya lo estamos haciendo. La inteligencia artificial se aplica en los algoritmos de control del movimiento, pero su potencial es enorme. A medida que haya más dispositivos en uso, podremos recopilar datos y personalizar cómo debe emplearse en cada caso: qué ejercicios convienen más, cómo mejorar ciertos aspectos físicos… También nos permitirá mejorar el producto. Pero el exoesqueleto no piensa por el niño: lo estimula, lo reta, lo acompaña. El objetivo es fomentar su desarrollo cognitivo, no sustituirlo.

XL. Ha recibido el Premio XLSemanal de Ciencia e Innovación. ¿Qué significa para usted este galardón?

E.G.A. Me emociona especialmente porque reconoce no solo el aspecto tecnológico o emprendedor de mi trabajo, sino también su impacto social. Este premio pone en valor que la tecnología puede y debe estar al servicio de las personas. Además, la visibilidad que proporciona ayuda a que muchas familias descubran que esta tecnología existe y puede cambiarles la vida. En ese sentido, es un doble premio: el reconocimiento y la posibilidad de llegar a más gente.