El príncipe oscuro Juego de tronos en Arabia Saudí: así se hizo con el poder Mohamed bin Salman

El príncipe heredero Mohamed bin Salmán tiene un poder inusitado en Arabia Saudí. Lo logró eliminando enemigos sin contemplaciones, sobre todo, de su propia familia. Así es el ‘juego de tronos’ de la dinastía saudí que, de momento, lo ha convertido en intocable... dentro y fuera de sus fronteras.
Viernes, 15 de Septiembre 2023, 12:12h
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El príncipe se esfuerza por mantener la compostura. Le cuesta controlar la expresión de su cara. Su ceja izquierda se mueve, los labios le tiemblan. «Alteza, ha pasado un año desde su detención. Hemos oído que fue torturado». Así comenzaba la presentadora del canal estadounidense Fox News su entrevista con el invitado, que la atendió desde Arabia Saudí. «Y ahora tenemos el brutal asesinato de Jamal Khashoggi. Fue descuartizado. ¿Se puede confiar en el príncipe heredero? ¿Su plan de modernizar el país es una mentira?».
El príncipe Alwaleed bin Talal se revuelve en el sillón. «En nombre de Alá, todo eso está perdonado y olvidado. Hubo un malentendido. Es cosa del pasado. Y en lo que al príncipe Mohamed respecta, puedo asegurarle que va en serio».

Lo muy en serio que va el príncipe heredero lo ha comprobado en sus propias carnes el príncipe Alwaleed bin Talal. Es uno de los rostros más populares de la familia real saudí, un bon vivant y reconocido inversor internacional. En 2017, la revista Forbes calculó su fortuna en 18.700 millones de dólares. Pero nada de eso lo protegió de su primo. Fue arrestado en mitad de la noche y estuvo 83 días desaparecido ese mismo año.
Los reyes saudíes siempre repartían con sus parientes los altos cargos. Salmán ha roto este equilibrio. Su poder es total
Alwaleed bin Talal tuvo que entregar la mayor parte de su fortuna al Estado. Y durante años no podía abandonar el país sin permiso expreso del príncipe heredero. Su hermano también pasó un año en prisión.
Antes del asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el Consulado saudí de Estambul, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, el hombre fuerte de Riad, ya había dejado huella en la escena internacional. La brutal guerra en el Yemen, el bloqueo al vecino Catar, el secuestro del primer ministro libanés… En los primeros dos años desde que su padre, el actual rey Salmán bin Abdulaziz, de 87 años, lo nombrara heredero al trono, el príncipe –al que todos llaman MBS– provocó una crisis tras otra.
Diversas organizaciones denunciaron que MBS había desatado también una brutal ola de represión en su país. En su punto de mira están hombres de negocios y periodistas desafectos, pero a la vez activistas de los derechos humanos, feministas o religiosos influyentes. Muchos de ellos ya vivían acosados en la monarquía absoluta del Golfo Pérsico antes de MBS. La novedad es la dureza con la que el príncipe persigue ahora a su propia familia.

Su primo el príncipe Mohamed bin Nayef, en el pasado poderoso ministro del Interior y jefe de la Policía, al que el nombramiento de MBS desplazó de la sucesión, está en arresto domiciliario. Tiene prohibido todo contacto, excepto con sus familiares más cercanos.
En Arabia Saudí siempre se había castigado con dureza a los activistas y disidentes; la novedad es la dureza con la que el príncipe persigue a su propia familia
El príncipe Turki, hijo del anterior rey Abdalá y durante mucho tiempo gobernador de la provincia más importante del país, estuvo más de un año preso. Su jefe de gabinete falleció en un interrogatorio. Uno de sus hermanos, Mutaib, al mando de la Guardia Nacional hasta su encarcelamiento, renunció a bienes por valor de mil millones de dólares para salir en libertad. Desde entonces, casi no se lo ha visto en público. Además, otro primo de MBS falleció en un misterioso accidente de helicóptero.
Los reyes saudíes gobernaban de forma absoluta, pero entre la familia eran solo unos primus inter pares que entregaban los altos cargos a los diversos parientes, con quienes consultaban las cuestiones más importantes. Pese a la competencia, este sistema ha funcionado durante décadas. Para preservarlo, el anterior rey, Abdalá, nombró segundo en la línea sucesoria a su medio hermano Muqrin poco antes de fallecer.
Pero en enero de 2015 el actual Rey, Salmán bin Abdulaziz, rompió con esta tradición. Desplazó a dos príncipes —al ya citado Muqrin y a Mohamed bin Nayef— para instalar en el poder a su hijo favorito, Mohamed bin Salmán. El monarca ha delegado en él buena parte de los asuntos de Estado. A sus 37 años, MBS ya era ministro de Defensa, jefe del Consejo de Planificación Económica y consejero delegado de Aramco, la empresa estatal de petróleo y gas. También controla la Policía, la Guardia Nacional y los servicios secretos.

Ningún otro miembro de la familia real había tenido tanto poder y siendo tan joven como Mohamed bin Salmán. Y ningún otro se había ganado tan rápido tantos enemigos entre sus filas.
El asesinato de Jamal Khashoggi agravó aún más la situación del heredero. Varios de sus hombres de confianza, entre ellos el subdirector de los servicios secretos, Ahmed al Asiri, y su asesor en cuestiones de comunicación, Saúd al Qahtani, así como un guardaespaldas, fueron identificados como integrantes del comando asesino de Estambul.
Pero, a pesar de las presiones internacionales para que el príncipe heredero marcase distancias con los autores del crimen e hiciese que recibieran un castigo severo, no solo no hubo tal castigo, sino que MBS hizo una gira por países aliados para lanzar un mensaje claro: «Mirad, aquí sigo».
La imagen más inquietante de aquel periplo fue un selfie a bordo de un yate anclado en Abu Dabi. «El príncipe heredero Mohamed bin Salmán, invitado sorpresa», escribió el joven hombre de negocios cuya empresa había alquilado la embarcación. En realidad, era una forma educada de decir: «Visita sorpresa del presunto asesino de mi tío». Ese hombre de negocios era Mohamed Khashoggi, sobrino del periodista asesinado.
Pero el 'empoderamiento' de MBS iba a ir a más. En mayo de 2020, los hijos de Khashoggi, coaccionados o pagados, dijeron perdonar a los asesinos de su padre. Eso sirvió para que a los cinco altos funcionarios condenados por el asesinato se les conmutase la pena de muerte y fuesen sentenciados a 20 años de cárcel.
En 2021 Estados Unidos hizo público un extenso informe en el que confirmaba que Bin Salman había ordenado la operación para acabar con la vida de Khashoggi, pero en noviembre de 2022 Washington le concedía inmunidad al príncipe heredero, alegando que es inimputable por su condición de primer ministro.

Quizá el caso más esclarecedor sobre cómo ha consolidado su poder MBS, lo contaba The Guardian en diciembre del año pasado. Hasta 2017 el príncipe heredero de Arabia Saudí era Mohamed bin Nayef, primo de MBS, y un gran aliado de Estados Unidos. Como jefe de la seguridad interna del país, tenía gran afinidad con la CIA. Pero ni eso lo libró de caer ante la ambición de su primo que, según contaban las fuentes del periódico británico, actuó como «El padrino, al estilo saudí».
Nayef fue obligado a renunciar a sus prerrogativas como heredero, pero en 2018 y 2019 gozó de una relativa libertad, aunque no se le permitía salir del reino. Apareció en bodas y funerales reales hasta que, en marzo de 2020, fue detenido y permaneció en régimen de aislamiento durante más de seis meses en los que «fue gravemente maltratado», según la fuente de The Guardian que detalla incluso cómo fue colgado de los tobillos como forma de tortura.
Hacia finales de 2020 Nayef fue trasladado a un recinto en el complejo del palacio de Yamamah en Riad, la residencia oficial del rey y sede principal del Gobierno saudí. No se le permite salir de su pequeña unidad y es filmado y grabado en todo momento, dice la fuente. No se le permite tampoco recibir visitas, salvo la de algunos familiares en raras ocasiones, ni puede ver a su médico personal o a sus representantes legales. Se le ha hecho firmar documentos sin leerlos.
En la primavera de 2021, los banqueros y abogados de Nayef en Europa recibieron la solicitud de que se le transfiriesen a Arabia sus bienes en Suiza. Su abogado se negó alegando que su cliente estaba bajo coacción. El príncipe invitó al abogado a visitar Arabia Saudí y comprobar por sí mismo que no era así. El abogado insistió en que Nayef debía viajar a Suiza con su familia para autorizar en persona la transferencia. «Al ir también a por su dinero, lo que MBS está intentando hacer es humillar a Nayef para que no exista posibilidad alguna de que alguien vea al antiguo príncipe heredero como una alternativa viable».
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