Una niña de 3 años con problemas de movilidad inicia el curso sin el monitor que necesita
ES POSIBLE APOYAR ESTA PETICIÓN EN CHANGE.ORG ·
Casi 10.000 firmas reclaman a la Junta de Andalucía este derecho de Alejandra, una pequeña que tiene hemiparexia izquierda a raíz de un agresivo tumor cerebral del que se recuperaNoelia Jiménez García
Loja
Domingo, 13 de octubre 2019
Alejandra es toda fuerza y sonrisa. Y su familia, sus padres, son energía. Tienen que serlo porque llevan recorrido el que, sin duda, ha sido el peor periodo de sus vidas. Ahora, Alejandra tiene 3 años y 9 meses, la edad para comenzar su primer curso escolar, el primero de Educación Infantil. Pero hace un año, le diagnosticaron un agresivo tumor cerebral que, afortunadamente, ahora está en remisión pero que le ha dejado una hemiparexia izquierda -pérdida de fuerza y movilidad- de la que se trata con fisioterapia «y mucha fuerza de voluntad», cuenta Mª del Mar Lucena, su madre.
La familia, y Alejandra sobre todo, necesitan volver a la normalidad. «Hacer la vida que cualquier niña de su edad tiene que hacer», dice su madre. Y el 'cole' es importante para esta pequeña, que cursa este año ¡su primer curso escolar! Pese a que los padres de Alejandra hicieron sus 'deberes' en junio, cuando iniciaron los trámites para que la pequeña tuviera el monitor que le corresponde para ser atendida como merece, la administración -la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía- no ha hecho lo mismo. «Tiene un 69% de discapacidad, ya que por su tumor perdió la movilidad en el lado izquierdo de su cuerpo. Mi hija tiene casi 4 años pero se mueve como un bebé que está empezando a andar. Necesita ayuda para levantarse de la silla, para ir al baño o para salir al patio a jugar», comenta Mª del Mar, que no se explica por qué, cuando su hija llegó a la escuela, el 30 de septiembre, no había el monitor solicitado cuatro meses atrás.
La última hora de Granada
Después de varios meses en Madrid tratando a Alejandra con todo lo que la Medicina ofrece, la situación está ahora bajo control. Vuelve a la rutina, a la vida de una niña de 3 años y nueve meses. Es su primer año de 'cole', cursa primero de Infantil en el Colegio Rural Monte Hacho de Ventorros de La Laguna, una pedanía lojeña donde las clases están agrupadas. Pero Alejandra sigue necesitando una atención por sus problemas de movilidad.
Según la madre, en junio se llevó el parte oncológico al Departamento de Orientación Educativa y se les dijo que no había problema y que, a falta de que se determinara el grado de discapacidad, la niña iba a tener un monitor o una monitora. Y llega el día. El 30 de septiembre Alejandra puede empezar el colegio, después de tres meses del último trasplante.
Recogida de firmas
La realidad de Alejandra no constaba aún en el programa educativo de la Junta de Andalucía, Séneca, no estaba valorada y para Educación no había ningún niño con Necesidades Especiales, aún habiendo presentado la pertinente documentación hace cuatro meses. Lleva dos semanas en clase y hasta ahora el colegio lo está intentando solventar como puede. «Tiene a Yolanda, una maestra que vale oro y que la atiende». Yolanda la lleva al baño, se sienta con ella en el desayuno, si la ve que se vuelca un poquito para el lado le coloca su cojín… «Pero todo ese tiempo se lo está quitando el resto de niños, incluido mi hijo Pablo, que, con 5 años, comparte clase con su hermana». «Se trata de un derecho de mi hija, no es un capricho», recalca María del Mar.
Viendo que la situación sigue sin solucionarse, han recurrido a la plataforma Change.org para recoger firmas, así, hacer presión para que les escuchen y hagan algo al respecto. «Es lamentable que se tenga que hacer ruido para que la administración se mueva». Ojalá no lo necesitaran, pero la vida les ha golpeado de esta manera y tienen que «seguir luchando por todo lo que requiera Alejandra», dice Mª del Mar con razones más que suficientes. Hasta el 30 de septiembre no hubo una valoración por parte de la orientadora y el médico, ya empezado el curso.Y, por ahora, no han obtenido respuesta sobre el recurso que se va a poner a disposición de Alejandra, que no deja mostrar su sonrisa mientras hablamos con su madre. Porque, como dice ella, «lo único que importa es que Alejandra ría y sea feliz».
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