La demolición de la antigua estación de Loja, la contigua al futuro apeadero de AVE, no deja de arrojar sorpresas. La primera fue su propia ejecución, en la tarde del viernes, cuando los vecinos, el gobierno municipal, la oposición y la asociación 'AVE sí pero no así ' pusieron el grito en el cielo por algo inesperado y calificado de "traición a Loja", de innecesario, de vergonzoso, de triste y de tantos apelativos como miles de comentarios ha generado, genera y generará estos días este tema. La siguiente sorpresa ha sido constatar -como ha podido hacer Ideal- que la Memoria del Proyecto Constructivo de Renovación de la Línea Bobadilla-Granada a su paso por Loja ya contemplaba esta demolición en la página 118. Exactamente dice así: "Demolición de edificio de viajeros. Por el mal estado de conservación del actual edificio de la estación de Loja, se decide su demolición. [...] Previamente a la demolición del edificio de la estación de Loja, es necesario redactar un proyecto de demolición realizado por un técnico competente."
Este proyecto llegó al Ayuntamiento de Loja el 5 de noviembre de 2015, tal y como presentó en rueda de prensa el propio alcalde de Loja, Joaquín Camacho y el concejal de Urbanismo Joaquín Ordoñez. Está incluso publicado en la página web municipal como también se anunció en aquella comparecencia, momento en el que se dijo además que estos 3.000 folios de documentos y planos incluso serían explicados -como lo fueron- por un técnico de ADIF en una reunión vecinal. Y sin embargo parece que nadie -incluidos gobierno, oposición, el colectivo 'AVE sí pero no así' o los propios vecinos que pudieron consultar el proyecto- se ha percatado de un aspecto que, sin duda, está teniendo repercusión social y mediática. No obstante, y aunque el alcalde lojeño reconoció ayer que “se ha cometido un error porque nadie lo ha visto”, Camacho aseguró que el propio proyecto es “contradictorio” puesto que “hay planos en los que aparece la estación nueva vinculada en cuanto a suministros a la ahora derribada”, indicó el regidor.
Pese a que en este documento, firmado en enero de 2014, se preveía ya la demolición, en las distintas y numerosas comparecencias que la Alta Velocidad por Loja ha provocado desde entonces han sido varias las veces en que las autoridades, no sólo municipales, hablaban de remodelación “y uso” de este edificio. Incluso lo recogía Ideal el 30 de enero de 2015 en el titular “Aseguran que el AVE parará en la antigua Estación y no provocará afecciones”. En aquella ocasión fue el entonces subdelegado del Gobierno de España, Santiago Pérez, el que hablaba de que "con esta parada de AVE, se atiende a una petición del Ayuntamiento, de adecuar una Estación digna en este emplazamiento, un lugar amplio, accesible y con zona de aparcamientos". Otra vez era Pérez, el máximo representante del gobierno responsable de la obra, el que en junio de 2015 se refirió al “aprovechamiento de la estructura de la antigua estación, en desuso”, con una “remodelación y una modificación muy sustancial” para lograr un edificio “moderno y acogedor”.
En medio del revuelo que esta destrucción patrimonial ha provocado, el alcalde lojeño también confirmó ayer a IDEAL que el Ayuntamiento estudiará estos días si el derribo se ha hecho conforme a ley y si el proyecto de demolición preceptivo en estos casos tendría que haber pasado por el Consistorio. “Sin dejar de asumir que se hayan cometido errores, me siento engañado, porque creo que el Ministerio ha actuado de manera velada, poco transparente en relación a un aspecto tan relevante para Loja, a la que se le ha faltado el respeto”, decía ayer el primer edil lojeño.
Proyecto controvertido
El proyecto del AVE por término municipal lojeño ha sido de hecho muy controvertido desde que se licitó en febrero de 2014, porque, pese a que no era preceptivo que estuviera publicado en el Ayuntamiento, se pidió al Ministerio en un acuerdo aprobado por unanimidad de la corporación. Pero no llegó al Consistorio hasta un año y siete meses después de lo anunciado. Mientras llegaba, ‘AVE sí pero no así’ hizo en noviembre de 2014 otra rueda de prensa para decir que tenía documentos del proyecto -no su totalidad- y tampoco entonces ellos conocían el detalle del derribo. Respecto a los datos manejados por la oposición sobre este tema, el PSOE explicó en las últimas horas a IDEAL que el grupo municipal preguntó en su día sobre “en qué situación iba a quedar la estación”. “Y se nos dijo que iba reforma”, indicaba Juan Francisco Mancilla, su portavoz.
El caso es que la demolición estaba prevista en el documento y, según ha podido saber IDEAL por algunos vecinos, “también los propios trabajadores estaban alertando en los últimos días de que se iba a echar abajo”, aseguraban testimonios cercanos a la obra. Pero el derribo llegó y tiene a Loja agitada y envuelta en una inmensa discusión multilateral acerca de si era “necesario”, si se ha hecho lo debido para evitarlo y si es posible que nadie supiera nada.
Manifestación y comparecencia
Mientras que los perfiles de Facebook de lojeños se llenaban este fin de semana de imágenes de la antigua estación, el alcalde de Loja convocaba ayer una Junta de Portavoces Municipales para tratar este problema. “La vergüenza de la demolición de la Estación de Loja nos entristece y merece todo nuestro desprecio. Pero ahora toca actuar con unidad”, expresaba Camacho. La Junta ha decidido “exigir explicaciones al Ministerio de por qué han actuado así, sin informar al Ayuntamiento previamente, y que reconstruya ladrillo a ladrillo el edificio”. También lanzaba el primer edil una convocatoria a la ciudadanía, para que participe el próximo viernes 5 de mayo en una manifestación desde la Avenida Pérez del Álamo hasta donde se levantaba la antigua estación.
Como la propuesta de la Alcaldía, tampoco se ha hecho esperar la de la asociación ‘AVE sí pero no así’, que ha convocado una comparecencia ante las ruinas de la antigua estación ferroviaria el martes 2 por la tarde. Desde la asociación se preguntan "contra quién va dirigida la manifestación convocada por el alcalde".
Por lo expuesto en los documentos del Ministerio de Fomento, se deduce que la demolición no tenía porqué ser una sorpresa.
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