Un galardón para "escuchar la belleza"

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/ FOTOS JORGE MARTÍNEZ

  • La fundación Ibn al-Jatib reconoce con sus galardones a la coral lojeña y a Adolfo Suárez a título póstumo

Dar un galardón a algo tan complicado como es cantar se hace fácil cuando escuchas las voces de una coral. Un grupo de personas unidas por el amor a la música que, casi sin darse cuenta, logran que el público “escuche la belleza”. Por eso la Fundación de Estudios y Cooperación Cultural Ibn al-Jatib –que dirigen Ayuntamiento de Loja y Diputación- lo tuvo claro cuando decidió elegir el premio local de su última edición: la Coral Polifónica ‘María del Carmen Romero Avellaneda’. En ella recayó esta vez el galardón en la categoría local, mientras que la modalidad no local se otorgó a Adolfo Suárez, un reconocimiento a título póstumo al que fuera presidente del Gobierno entre 1976 y 1981 y figura clave en la Transición.

Tras una proyección en la que se reconocía el papel político que tuvo Suárez, se hizo mención a este galardón, que nadie recogió en nombre del premiado y que la fundación remitirá a la familia. Lo entregó como en otras ediciones la vicepresidenta de la fundación y diputada provincial de Cultura, Fátima Gómez. Tras este emotivo recuerdo al que fuera presidente del Gobierno, la gala –que se celebró de nuevo en el Pósito lojeño– se centró en gran medida en los premiados en categoría local, los miembros de la coral lojeña, que en cierto modo celebraron con este reconocimiento los casi 26 años que llevan demostrando su inmenso amor a la música. En este caso, el encargado de entregar el rostro en metal del polígrafo lojeño fue el alcalde y presidente de la fundación, Joaquín Camacho, que dejó el premio en manos de la directora de la coral Cande Jiménez y el presidente de la agrupación José Barea, tan unidos en ese momento por su entrega a la música como por la emoción.

“Nos sentimos embajadores orgullosos de esta ciudad”, admitió satisfecho Barea, que destacó la dedicación de todas las personas que han pasado por esta agrupación musical o la han apoyado. “Somos un grupo grande de personas que se reúnen sin ningún ánimo de lucro ni notoriedad, sólo para hacer lo que más nos gusta, que es cantar”, recordó al público asistente el presidente de la coral, cuya impulsora -y también premio al-Jatib hace años- Carmen Romero estuvo presente en diversos momentos del discurso de la gala.

26 años

Ese mismo amor a la música, a la mera afición de cantar con personas distintas en muchos ámbitos y sin embargo unidas por sus voces, fue la nota dominante en la intervención de Cande Jiménez, que subrayó “la enorme alegría” que para el grupo supone recibir este prestigioso galardón. “Mantener un grupo de personas tan distintas tanto tiempo es muy difícil”, admitió Jiménez, que explicó que para la coral “la música no es un pasatiempo; es algo muy importante”. Y así lo demuestran con su constancia para ensayar, con sus compromisos por toda la geografía europea en encuentros y conciertos y, como no, con su trabajo organizando sus propios eventos anuales, que convierten edificios como la Iglesia Santa Catalina de Loja en un escenario para “escuchar la belleza”.

Palabras para los premiados también tuvo el alcalde y presidente de la fundación, que habló de la música como la cultura en mayúsculas. “Lo que de verdad suena lo pongas donde lo pongas, eso es cultura”, recalcó Camacho, que subrayó la importancia de la música en la educación y en todas las facetas de la vida. En cuanto a Suárez, el presidente de la fundación Ibn al-Jatib hizo una clara referencia al “carácter unificador” del premiado. “En su época consiguieron ponerse de acuerdo y ese es el modelo que tendríamos que seguir ahora, tener esa visión de la responsabilidad”, dijo Camacho para cerrar la gala, que concluyó con el mejor sonido: el de las voces de la Coral de Loja.

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