Esta muestra, innovadora entre las exposiciones acogidas hasta ahora en el Pósito, incluye diferentes espacios que, entre el atrevimiento y el recogimiento, quieren hacer partícipe al público –oyente o lector- de versos intimistas pero no por ellos menos desgarrados y críticos.De una forma entretenida y completamente libre, la muestra invita al visitante a convertirse en poeta con un curioso "Poetacall", en el que pocos se resisten a posar. "Todo el mundo puede ser poeta. Se acaba con el mito del poeta como ser extraordinario e inalcanzable", indica Jiménez. A ambos lados de este rincón para sentirse 'poeta', en las dos salas principales, el autor emite videopoemas editados por él mismo, mientras que dos lectores, Ángela Jiménez y José Delgado, atrapan al público leyendo algunos de los mejores poemas de este lojeño.Con una estética distinta que no deja a nadie indiferente, los Rostros de la Palabra pasa también por "Los vértices del caos", donde centenares de papeles desechados y unas vallas de obra indican que ese es el sitio de "la obra en construcción en medio del caos creativo", dice el autor. En el "Placer solitario" el visitante puede tener la visión individualizada de un videopoema de carácter erótico, protegido tras un biombo traslucido, mientras que en "Los gozos prohibidos" Jiménez invita a un ejercicio de voyeurismo poético.Una cómoda "Sala de ser o estar', que invita a sentarse y leer tranquilamente la obra del autor como cualquier lector hace en su hogar, o 'El verso travestido', donde el público tiene oportunidad de reescribir un poema del autor, son otras de las estancias que más llaman la atención de esta muestra donde todo es poesía, incluso el ambiente con sus 'poefonías'. 'Los Rostros de la palabra' estará expuesta en El Pósito hasta el próximo 22 de febrero.