Noelia Jiménez García
Loja
Viernes, 9 de marzo 2018, 18:24
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Desde los primeros pasos de las familias musulmanas que llegaban a Loja hace años, cuando las mujeres aprendían español "casi a escondidas de sus maridos", hasta hoy algunas cosas han cambiado. Así lo cuenta Eva Caihuela, técnica de Cruz Roja Loja, donde un grupo de usuarias del centro 'El Pinar' se han convertido en docentes a través de unos talleres de repostería árabe con los que enseñan a otras mujeres de la ciudad a preparar los exquisitos dulces de su gastronomía.
La 'master class' de mujeres como Hakima o Raya es, en cierta forma, una herramienta de empoderamiento para ellas. "Están muy orgullosas y contentas de poder enseñar; sus hijos -una tercera parte de los que asisten a clases de refuerzo- vienen aquí a aprender también y ahora ellas son las docentes. Lo viven como una fiesta", cuenta Caihuela. Hakima y Raya se muestran tímidas al comienzo de su taller, esta vez sobre dulces de dátiles, pero enseguida comienzan a explicar cómo preparar la masa, darle forma, elaborar el relleno y conseguir el acabado final ante la docena de mujeres que se han apuntado a esta primera sesión, que se celebra en la cocina colaborativa de Cruz Roja.
También apunta lo positiva que resulta la actividad para estas mujeres Sam El Arfaoui. Ella, de la misma religión, es 'coach' y ha trabajado en Cruz Roja en varias actividades y algunos proyectos. "Pero mi situación es distinta, yo aprendí en Tetuán en un colegio bilingüe y he estado desde siempre ligada a España. Llevo trece años en Loja. Ellas vienen de familias con otras realidades". Sam hace de intérprete de aquello que Hakima o Raya no entienden o no saben explicar a sus alumnas. "Esto es fabuloso; ellas mejoran su autoestima, se sienten genial y eso al final se nota en la relación con sus hijos y en todos los aspectos de su vida", detalla Sam, que ya trabajó con ellas en el taller textil, otra oportunidad para empoderar a mujeres con una cultura donde la igualdad ni se plantea.
"Ellas son hoy las protagonistas; tienen mucho que enseñarnos de cómo se hacen estos dulces, que utilizan muchos frutos secos, miel o azúcar y son muy nutritivos", insiste Sam, mientras que Hakima cuenta que hace postres de este tipo cada dos o tres semanas. Motivos para hacerlos, ninguno. Los dulces son centrales en su gastronomía y sus alumnas están en 'El Pinar' para aprender de ellas, ya habituales también en los fogones de la cocina colaborativa de Cruz Roja en Loja.
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